martes, 20 de marzo de 2012

Indignados del mundo: Resistencia, lucha y organización en Chile, Grecia y el Estado Español.



Por Gustavo Magallanes Guijón (Revista Rebeldía)

Vamos a vencer, no porque sea nuestro destino o porque así esté escrito en nuestras respectivas biblias rebeldes o revolucionarias, sino porque estamos trabajando y luchando para eso.Para ello es necesario un poco de respeto al otro que en otro lado resiste en su ser otro, un mucho de humildad para recordar que se puede aprender todavía mucho de ese ser otro, y sabiduría para no copiar sino para producir una teoría y una práctica que no incluyan la soberbia en sus principios, sino que reconozca sus horizontes y las herramientas que sirvan para esos horizontes.

No se trata de solidificar las estatuas existentes, sino de trabajar por un mundo donde las estatuas sirvan sólo para que los pájaros se caguen en ellas. Un mundo donde quepan muchas resistencias. No una internacional de la resistencia, sino una bandera policroma, una melodía con muchas tonadas. Si aparece disonante es sólo porque el calendario de abajo está todavía por armar la partitura donde cada nota encontrará su lugar, su volumen, y sobre todo, su liga con las otras notas.

Subcomandante Insurgente Marcos, “El mundo: siete pensamientos en mayo de 2003.


Introducción.

Alrededor del mundo la indignación y la rabia entre jóvenes, ancianos, trabajadores, amas de casa, estudiantes, maestros y un largo etcétera, son causadas por las políticas neoliberales que impulsan los gobiernos en los cuatro puntos cardinales del globo, tanto en América y Europa, como en Asia o África. En Reino Unido, por ejemplo, a principios de este año empezaron una serie de políticas impulsadas por el gobierno de David Cameron quien promueve el aumento de impuestos, recortes al presupuesto social, al gasto público, y al salario. Políticas de austeridad que afectan al pueblo y que salvan los intereses de los capitalistas.

En junio de 1997, en el texto “7 piezas del rompecabezas mundial”, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) nos dijo: “Al mismo tiempo que el neoliberalismo lleva adelante su guerra mundial, en todo el planeta se van formando grupos de inconformes, núcleos de rebeldes”. Y sí, en efecto, en este año, las manifestaciones en Londres estuvieron dirigidas contra las llamadas políticas de austeridad que el gobierno lleva a cabo. 

De modo que los gritos de rabia que se escucharon en las protestas en Reino Unido en el mes de marzo se focalizaron hacia el mal gobierno y sus absurdas políticas económicas. Ante estas políticas de desprecio, la rabia de los núcleos de rebeldes que se hicieron presentes en Londres se asemejan a la de quienes se manifestaron en Argentina, cuando se gritó en las calles: “¡que se vayan todos, que no quede ninguno!”, o a la de tunecinos y egipcios que reiteraron en sus manifestaciones recientes: “el pueblo quiere que caiga el régimen”. O a la que expresó Eduardo Galeano en el campamento de Cataluña, en Barcelona: “Esos tecnócratas de cuarta, que son unos ignorantes, que no saben un carajo de nada, cobran unos sueldos inmensos. Y en cada crisis que ellos desatan terminan aumentando su fortuna, porque quedan finalmente recompensados por sus hazañas que consisten en haber arruinado el mundo. Éste es un mundo al revés, que recompensa a sus arruinadores, en lugar de castigarlos. No hay ni un solo preso de Wall Street, de los banqueros que promovieron, que provocaron esta crisis del planeta entero. Ni un solo preso, y en cambio hay miles de presos por haber consumido mariguana, o por haber robado una gallina. Ese mundo al revés, es un mundo de mierda, pero no es el único mundo posible”. 

Y sí, como dice Eduardo Galeano, éste no es el único mundo posible, hay otro mundo posible que se está construyendo con la organización y la lucha. El mundo al que se refiere Galeano es como el que los compañeros zapatistas levantan y erigen día a día, desde abajo y a la izquierda, un mundo en el que se vive con dignidad. 

En  Rebeldía mostramos parte de la indignación que se está generando en el mundo, en particular, la que se ha manifestado en el Estado Español, Grecia y Chile, así como los modos de organización que se han construido en las plazas públicas y en las calles.

Estado Español: “¡Si no nos dejáis soñar, no os dejaremos dormir!”

En Europa, en la Península Ibérica, el 15 de mayo pasado, miles de personas indignadas se concentraron en varias plazas del territorio español, entre ellas la Plaza del Sol, pronunciándose contra el neoliberalismo, la clase política, los partidos políticos, los banqueros y las grandes empresas. 

Ell@s, las y los “indignados” españoles señalaron en el manifiesto Democracia real ya que “el ansia y acumulación de poder de unos pocos genera desigualdad, crispación e injusticia, lo cual conduce a la violencia que rechazamos. El obsoleto y antinatural modelo económico vigente bloquea la maquinaria social en una espiral que se consume a sí misma, enriqueciendo a unos pocos y sumiendo en la pobreza y la escasez al resto. Los ciudadanos formamos parte del engranaje de una máquina destinada a enriquecer a una minoría que no sabe ni de nuestras necesidades. Somos anónimos, pero sin nosotros nada de esto existiría, pues nosotros movemos el mundo. Es necesaria una revolución ética. Hemos puesto el dinero por encima del ser humano y tenemos que ponerlo a nuestro servicio. 

"Somos personas, no productos del mercado”. Toma la plaza, 15-M, spanishrevolution, acampada X, No les votes, Juventud sin futuro, La Revolución Naranja 2.0 son los distintos nombres que ha adquirido este movimiento. Aunque sin importar mucho el nombre, es claro que es gente que está hasta la madre de la deshonestidad de la clase política y del entreguismo de los gobiernos al capital. 

Son ancianos, jóvenes, estudiantes, amas de casa y un largo etcétera que están diciendo “somos millones los que estamos hartos, indignados, asqueados de tanta mentira, de tanta manipulación, de que el gobierno se haya rendido a los mercados, de este bipartidismo bochornoso, de una izquierda oficial que no se ha sacado las miserias de la transición. Estamos hartos de que se gobierne al dictado de los poderosos, que se aplasten los derechos de los trabajadores, que la edad de las primerizas sea de 32 años porque la gente tiene miedo de no poder mantener a sus hijos. Es tan larga la lista que podría llenar páginas y páginas. Pero toda la indignación debe articularse políticamente si se quiere resolver algo”. 

Es de destacar que la mayoría de los manifestantes en las plazas españolas, ante el avance de las cuatro ruedas de la carreta capitalista de la muerte han alzado la voz diciendo: “éste es un movimiento que agarra a todos los rangos generacionales y a todas las clases sociales. No se trata de pobres contra ricos, ni de jóvenes contra ancianos. Se trata de ciudadanos que ya están hartos y que han dicho: ‘el vaso se ha llenado, y a partir de aquí vamos a construir una nueva sociedad’. 

También, hay que decirlo, hay un sentimiento hostil hacia la clase política y mucha gente se da cuenta de que los políticos no representan al pueblo, sino que representan los intereses privados”. En este sentido, la dignidad rebelde que se ha hecho presente en las calles y en las plazas ha conducido a la organización espontánea y colectiva. 

Además, estas concentraciones masivas han permitido el diálogo y el oído entre los participantes, confluyendo ideas, pensamientos, sentimientos, formas y modos de construir la resistencia. Una ocupante  indignada comenta al respecto: “esto no es que haya un líder y diga qué es lo que hay que hacer, esto es, que emergen muchos sentires, muchos pensamientos, muchos debates que después despacito, con el tiempo hay que volverlo operativo y llevarlo a acciones políticas concretas. Esto no se puede dictar de arriba a abajo. Es de abajo hacia arriba, tomando las calles entre todos. Tenemos que escucharnos y debatir. Creemos en la autogestión, en el asambleísmo, en organizarnos y en que, desde abajo, la propia ciudadanía puede cambiar las cosas sin necesidad de pertenecer a algún partido político”.

De modo que la organización espontánea ha llevado a estos núcleos de rebeldes españoles a construir desde abajo sus propias formas de lucha. Por ejemplo, en la plaza de Cataluña, “espontáneamente hubo gente que decidió quedarse a dormir en la plaza el 15 de marzo —comenta un ocupante de la plaza—, lo curioso del asunto es que la gente al día siguiente volvió a la plaza, y aunque hubo un intento de desalojo, ocurrió que desde el 15 de marzo hasta el 22 cada noche había más gente que se quedaba a dormir. Luego se empezó a construir la infraestructura para quedarse permanentemente allí. Entonces, como llovió una de esas noches, la gente comenzó a llevar lonas. Dos días después ya había gente llevando un sillón. Es decir, de repente se creó una organización en la plaza para dar soporte a la gente que estaba acampando allí. Después se hicieron comisiones para gestar la comunicación, la comida, botiquines, etcétera”.

Hay que resaltar que entre las formas de organización que se han gestado en estas plazas públicas sobresale el de las asambleas abiertas. En dichas asambleas se forman diversos grupos de trabajo como son: comunicación, información internacional, actividades, cultura, medio ambiente, educación, ciencia y tecnología, economía, migración, feminismos, entre otros. Desde la Plaza del Sol, un compañero ocupante comenta que ellos son “un colectivo social de voluntarios organizados horizontalmente. Somos personas muy distintas, unas nos definimos como anarquistas, otras como altermundistas, feministas, ecologistas, etcétera. Pero también confluye un montón de gente que trae sus luchas: ecologistas, agroalimentarios, educación popular… Un montón de temas. Entonces, lo que hacemos es crear comisiones para tratarlos, y entonces hacemos asambleas sobre cada tema. 

En concreto, por ejemplo, la de comunicación se encarga de qué se va a decir a los medios o cómo se gestionará el streaming de la plaza”.También hay que subrayar que en los medios de comunicación han querido convencer a la opinión pública de que los indignados no son más que una concentración de jóvenes inconformes con el sistema. Y hay que decirlo, en mucho tienen razón, hay rebeldía y disgusto con el sistema (capitalista), pero lo que les ha faltado decir a los mass media es que este movimiento no sólo está compuesto por jóvenes, sino por un amplio espectro social. Gente de todas las edades y clases sociales. Pero eso sí, sin ningún vínculo partidista. Al respecto, un participante comenta que “este movimiento nace en respuesta a una indignación común de ciudadanos de distintas edades, de distintos grupos sociales, aquí te puedes encontrar tanto a un estudiante como a un jubilado o a un ama de casa con la misma indignación. Esto es importante decirlo, porque ése es uno de los mitos que la prensa ha difundido: ‘que sólo están indignados los jóvenes’. Eso no es real, aquí está gente de 17 años con permiso de su familia, gente de 65 años, personas con trabajo, sin trabajo, estudiantes, personas casadas, solteras. No hay un único perfil. 

También hay que decir que uno de los puntos de las protestas va contra los partidos. Los partidos no se dedican a decir: ‘hay un problema de paro’, ‘vamos a solucionar el paro’, ‘¿cómo podemos solucionarlo?’, ‘vamos a hacer propuestas’. Los políticos sólo se dedican a criticarse uno al otro y no hacen nada, la gente está muy harta de eso. La gente ve que estamos en las mismas. Las elecciones no han hecho más que reafirmar las protestas de la gente”.

Grecia: “¡Tenemos derecho a indignarnos!”

Las medidas de austeridad y recortes al gasto público ahora están de moda en el mundo capitalista. Sólo en este año, el gobierno griego ha anunciado cuatro rondas de medidas de austeridad que incluyen recortes al sector público, reducción de pensiones, más impuestos y aumento de las contribuciones fiscales.

Ante esto, el 25 de mayo (diez días después del primer campamento español), mientras en el Parlamento griego se discutían las propuestas de austeridad, las organizaciones sociales se pronunciaron con la misma indignación y rabia que la de los españoles en la Plaza del Sol. En este contexto, la indignación y la resistencia no es diferente a la que se vive en Londres y en el Estado Español o en cualquier parte del mundo. Y el ejemplo de los indignados españoles ha tenido resonancia y eco en Grecia: “tomamos el ejemplo de España, la asamblea popular ha decidido desde la primera noche democracia directa”, cuentan los indignados griegos.
Así, la indignación frente a la embestida capitalista que azota a Grecia se expresa en voz de los ocupantes de la Plaza Sintagma: “Este es un país de la miseria. Y todavía quieren implantar nuevas medidas económicas al pueblo con un sueldo mínimo. Decirles ladrones es poco. Yo tengo una carrera y estoy sin empleo de lo que estudié, ahora trabajo en una librería. Con esta situación sólo me queda decir que estamos dentro de la mierda. Sólo los bancos siguen teniendo dinero. Yo me pregunto ¿qué le voy a dejar a mi hijo? Algún día cuando mi hijo tenga 11 ó 12 años me preguntará: ‘¿Por qué no nos fuimos de Grecia? Aquí todo está jodido’”.

Dado lo anterior, los acampantes de la Plaza Sintagma, los núcleos de rebeldes, decidieron mandar al carajo al mal gobierno y hacer público su manifiesto en el que se lee que “desde hace mucho tiempo se toman las decisiones por nosotros, sin nosotros. Somos trabajadores, parados, pensionistas, jóvenes, que hemos venido a la Plaza de Sintagma para luchar por nuestras vidas y por nuestro futuro. Estamos aquí porque somos conscientes de que sólo nosotros mismos podremos encontrar soluciones a nuestros problemas. Hacemos un llamamiento a todos los atenienses —trabajadores, parados y jóvenes— para que vengan a Sintagma, y para que toda la sociedad llene las plazas y tome la vida en sus manos. En las plazas, daremos forma a nuestras peticiones y reivindicaciones. Hacemos un llamamiento a todos los trabajadores que van a hacer huelga en los próximos días para que se concentren y se queden en la Plaza de Sintagma. No nos marcharemos de las plazas hasta se vayan los que nos han conducido hasta aquí: gobiernos, troika (FMI, Banco Central Europeo, Unión Europea), bancos y todos aquellos que nos explotan con sus medidas económicas. Les mandamos un mensaje: la deuda no es nuestra”.

En cuanto a la organización de los indignados en Sintagma, ésta es similar a la de las y los compañeros españoles en la Plaza del Sol o Cataluña, ya que para  organizarse decidieron la formación de varias comisiones “abiertas a la participación de quienes lo deseen”, con la tarea de elaborar propuestas y responder a las necesidades que surgen cotidianamente. Así, manifiestan que “la asamblea es la única que tiene derecho a decidir. 

Los coordinadores se rotan. El tiempo es limitado y definido para tomar decisiones, cosa que permite evitar el agotamiento del cuerpo de la asamblea. La asamblea funciona como un espacio donde se puede escuchar y escucharse. Está prohibido tomar la palabra en nombre de partidos, sindicatos, organizaciones Quienes toman la palabra se eligen por sorteo entre los y las que se registraron para hablar”.

Sin lugar a dudas, en estas plazas se ha logrado identificar la causa de la indignación: el capitalismo. Pero también ha salido a relucir el papel que han tenido los malos gobiernos en toda esta crisis. 

Por un lado, ha sido notorio el desprecio, la falta de oído, la sinrazón y la cerrazón de los gobiernos hacia el pueblo, así como su falta de interés por resolver las demandas de los ciudadanos, mientras que, por otro lado, reluce el apoyo y cobijo por parte del gobierno a las industrias, a las empresas, a los banqueros. 

Chile: “Para nosotras nada, sólo queremos educación digna”

“¡Más educación, menos corrupción!” es una de las consignas que los estudiantes chilenos cantan en las calles contra el gobierno neoliberal de Sebastián Piñera, quien junto con su gabinete quiere seguir lucrando con la educación pública por medio de la Ley General de Educación (LGE). Aunque hay que decir que entre quienes están interesados en privatizar este sector, están aquellos que han hecho grandes negocios con él, como son el ultraderechista ex ministro de Educación, Joaquín Lavín, así como el neoliberal ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet. Estas personas son quienes han impulsado la LGE y, al mismo tiempo, son quienes forman las empresas que proveen servicios a las escuelas chilenas. Servicios que van desde la construcción inmobiliaria, hasta el de aseo, mantenimiento de computadoras, drenajes, electricidad, etcétera.

Contra estas políticas de miseria, los estudiantes y trabajadores chilenos han salido a las calles para exigir, entre otras cosas: reforma al acceso a las universidades, para que se asegure la igualdad de oportunidades. Aumento del gasto público en educación superior, y democratización del sistema de educación superior. Así como la derogación de la LGE.

El apoyo que l@s estudiantes han recibido por parte de los trabajadores ha sido notorio. Muestra de esto fue el paro general convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), el 24 y 25 de agosto. Frente a este paro, el mal gobierno actuó con represión: entre las noches del 23 y el 25 de agosto, se registraron 53 civiles heridos. Pero lo más grave de esos dos días fue el asesinato, a manos de la policía chilena, del joven estudiante de 16 años de nombre Manuel Eliseo Gutiérrez Reinoso.

En este contexto, una estudiante chilena comparte con  Rebeldía su experiencia: “Yo soy estudiante de periodismo de la Universidad de Santiago de Chile, que es una universidad pública pero que, en los hechos, se paga como una escuela privada. Mi carrera cuesta 5 mil pesos mexicanos al mes, y para poder pagar este costo el Estado chileno ofrece un crédito que tiene un interés anual del 5.6 por ciento que, ahora, gracias a las movilizaciones estudiantiles, se bajó al 2.6 por ciento. Hasta el día de hoy, yo adeudo 15 millones de pesos chilenos que son 406 mil pesos mexicanos”.

Tanto durante la dictadura, como con los gobiernos que le siguieron, la política devastadora ha sido la misma. No ha importado el color o la ideología del partido político en el poder, la intensión ha sido la misma, a saber, explotar tanto a estudiantes, como a trabajadores: “Pinochet dejó la puerta abierta a la privatización de la educación —nos comenta la estudiante—, luego los gobiernos de la centro-izquierda de la Concertación de 
Partidos por la Democracia legitimaron esta forma de hacer negocio con la educación. Los gobiernos de la Concertación no hicieron nada para cambiar la educación, pues ellos también hicieron jugosos negocios igual que ahora. Con los gobiernos de la Concertación, el capitalismo siguió funcionando, se siguió expandiendo, se fortaleció. Los gobiernos de la Concertación siguieron perpetuando el neoliberalismo que dejó Pinochet. Lo siguieron perpetuando y lo siguieron perfeccionando. Ahora la derecha aprovecha toda la infraestructura política que dejó la dictadura, que dejaron los gobiernos de la Concertación, lo que dejó Bachelet”.

Es de destacar que el apoyo de la clase trabajadora hacia los estudiantes ha sido incondicional, y es que los altos cobros educativos que impone el gobierno golpea directamente a los trabajadores que, en la mayoría de los casos, son los que finalmente se endeudan con el Estado. “Por eso los trabajadores nos han apoyado en los paros nacionales. Y cuando los trabajadores necesitan el apoyo en los paros, los estudiantes los apoyamos, pues son nuestros padres. Ellos son los que en realidad se endeudan por nuestra educación”, señala la estudiante.

Al igual que en Grecia, en Chile la organización es punta de lanza para resistir la embestida neoliberal. En Chile, como en el Estado Español, Reino Unido, México, etcétera, la desconfianza hacia la clase política es una constante. Y no es gratuito, pues los malos gobiernos alrededor del mundo hacen un jugoso negocio con el despojo y el desprecio: “Ahora que surge este movimiento, para los estudiantes la clase política está muy deslegitimada. Hay desconfianza hacia los partidos políticos, los jóvenes les tenemos desconfianza  – señala la compañera–.  Ahora las decisiones que se toman en las asambleas son independientes de los partidos políticos. Nosotros nos organizamos tomando las decisiones en asamblea. Esto se hace tanto en las escuelas secundarias como en las universidades. También tenemos medios de contrainformación que se han creado en blogs, y páginas web que difunden lo que se ha decidido en las asambleas. Por otro lado, hay que decir que la creatividad ha sido una constante en nuestras manifestaciones. Salimos disfrazados, haciendo parodias. En éstas nos divertimos. Porque así somos los que resistimos, los que luchamos”.

Sin lugar a dudas, la situación que se vive en Chile tiene mucho en común con lo que se vive en cualquier parte del mundo, pues es parte de la guerra que el neoliberalismo lleva contra la humanidad. Pero por otro lado, la digna rabia organizada que se genera alrededor del mundo, en las plazas y en las calles, muestra que la organización y la lucha son factores para hacer frente a esta guerra. Ya nos lo dijeron los compañeros zapatistas en el texto “Antes y Ahora. El calendario según las comunidades zapatistas” (Rebeldía 75): “cuando conocimos la organización entonces empezamos a despertar. Entonces así se cambió y empezamos a conocer pues por qué nos pasaba pues eso, por qué así estamos. Pues ahora es totalmente diferente que antes”. En este sentido, los compañeros zapatistas nos dicen que mientras que para el capitalismo éste es tiempo de guerra, de políticas de austeridad, de crisis económicas, para nosotros es tiempo de construir, de organizarnos y luchar. Y entonces, cuando ganemos como humanidad, recordaremos, tal y como lo han hecho los compañeros, cómo era antes de la organización, como es después y cómo se vive ahora.

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