jueves, 29 de noviembre de 2012

Agitación Kultural Autónoma de Cerro Navia Y EL CARNAVAL COMO FORMA DE PROTESTA





Hemos escogido el carnaval como expresión cultural, no sólo por su origen popular, también porque nos permite practicar y promover el principio de las AAA: Autonomía, Autogestión y Articulación. Un verdadero carnaval  no puede ser organizado verticalmente, con la antigua lógica de la jerarquía, a no ser que quieras hacer teatro, debes practicar la transversalidad generando ideas colectivas, este debe ser necesariamente autogestionado, al menos para nosotros, porque el financiamiento es parte de la creación del carnaval, lo que nos conecta, lo que permite que todos y todas sientan que les pertenece, lo que te garantiza libertad y autonomía en la construcción y lo más importante, el carnaval te permite la articulación con otras organizaciones, con artistas populares, etc. Por todas estas características, es que creemos que el carnaval como expresión ha generado tanto arraigo el último tiempo en los sectores populares, por esto y porque en sí mismo el carnaval es altamente subversivo, lleva implícito la inversión de toda la jerarquía, la eliminación de todas clases, de las diferencias de género en pos del nacimiento de un cuerpo colectivo, por eso niega la individualidad a través de la máscara, por eso es tan provocativo con todo lo que se le resiste, por ejemplo, si vas bailando en la caravana eres parte del carnaval, pero si vas pasando o sólo estás mirando, es probable que un figurín te convierta en el blanco de sus bromas, para involucrarte, parea hacerte parte. El carnaval como cuerpo no acepta la indiferencia.


El gran arma del carnaval es la burla, por eso que su lógica ha filtrado la protesta, como se vio en las movilizaciones el 2011, y la protesta ha filtrado el carnaval, si es que aun podemos hablar de cada una como expresiones independientes. Elementos como la parodia, disfraces, carros alegóricos llenos de creatividad e ironía, se han hecho habituales en el contexto de la protesta social potenciándola, vitalizándola. Es difícil sopesar el verdadero efecto que el carnaval ha provocado en la protesta, sobre todo desde el plano subjetivo. Por ejemplo ¿Qué efecto pudo haber tenido la irrupción de una réplica de cartón tamaño real de un guanaco en una de las marchas? Piensa en la ridiculización de la policía y al mismo tiempo su inclusión, pasando a ser un personaje irrisorio de la marcha, la réplica pudo generar la ilusión grotesca de equiparar las fuerzas con la represión, pues un guanaco de cartón debe enfrentarse inevitablemente a su símil oficial, aunque no se encuentren. Es inmedible el efecto que lo carnavalesco genera en la energía motivadora: No es lo mismo movilizarse cuando entre tus filas se encuentra Allende, Cristo y el capitán Sparrow o la marcha de los martillos de Pink Floyd. El carnaval ha filtrado la protesta porque los medios oficiales no transmiten la voz popular, sus creencias, sus ideas, sus concepciones, estas sólo tiene cabida en la calle a través del cuerpo colectivo.

La capucha en este contexto, no es sólo una forma de proteger el anonimato, si no que es la máscara que niega la individualidad, la capucha tiene una carga simbólica, dice más de lo que quiere ocultar, representa un poder, no de uno si no que de muchos, de todos. Cuando en Cerro Navia realizamos en noviembre el 2° Carnaval Autogestionado, los vecinos y vecinas preguntaban si la actividad era una protesta mientras seguían los pasacalles con bailarines y figurines, y claro, entre los distintos disfraces y máscaras estaban las encapuchadas y encapuchados avivando la fiesta con un poco de humo, símbolos de esta nueva forma de construcción que no requiere héroes, que detesta a los líderes, que no quiere rostro.

-¿Quienes son esos encapuchados?
-Acaso no ves… somos todos.

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