Vecinos y vecinas de las organizaciones que participan en
este Segundo Encuentro sean bienvenidos a esta ciudad que los recibe con cariño
y esperanza…
En el Primer
Encuentro realizado en Freirina, concluimos que la crisis que atraviesa la
sociedad chilena tiene sus causas en el modelo neoliberal impuesto por el Poder
Económico, por las grandes empresas, que se apoderan y depredan los recursos
naturales que son de todos nosotros, concentrando la riqueza del país en unas
pocas manos.
Pero esta crisis no
es sólo de un modelo económico que nos ha quitado todos los derechos para
convertirlos en bienes de consumo, es también una profunda crisis política e
institucional.
El sistema y la
clase política no permiten la participación de la ciudadanía en las grandes
decisiones para la construcción de un nuevo modelo de sociedad. Y una
democracia que niega la participación de los ciudadanos no es democracia.
El rechazo de las
demandas ciudadanas, la criminalización de los movimientos sociales, la
violencia represiva en contra de nuestras manifestaciones, los intentos de
invisibilizarnos como si no existiéramos, y la negativa a impulsar cambios
estructurales profundos con la plena participación de la ciudadanía, ponen a la
institucionalidad en una situación de ilegitimidad.
Las instituciones
del Estado deben estar al servicio de la ciudadanía.
La soberanía
ciudadana es anterior al Estado.
La soberanía es el
poder político que tienen los pueblos y cada pueblo para decidir el tipo de
sociedad en la que quiere vivir, para decidir las normas que habrán de imperar
y para defender su territorio, aunque sea el propio Estado el que lo amenace
como ocurre con los grandes megaproyectos eléctricos y mineros.
Por eso hemos
dicho, y reiteramos, que ABANDONADOS POR EL ESTADO, QUE PRIVILEGIA INTERESES
PRIVADOS DE UNA MINORÍA, NOS NACE EL DERECHO SOBERANO A DEFENDER NUESTRAS
DEMANDAS Y TERRITORIOS…
El Estado tiene por
principal función promover y proteger el interés general de la sociedad y no
ser guardia privada de los intereses económicos y políticos de una minoría.
No aceptamos ni
aceptaremos que nuestros territorios, donde se asientan nuestras comunidades,
sean convertidos en zonas de sacrificio.
Ningún argumento
economicista puede ser más importante que la salud y la vida de los seres
humanos. Unos cuantos puestos de trabajo a cambio de catástrofes sanitarias y
ambientales, es un chantaje criminal, inhumano, que jamás aceptaremos.
¡Claro que queremos
y necesitamos trabajo!, pero no al costo absurdo de poner en riesgo nuestras
vidas y los territorios mismos donde vivimos y queremos seguir viviendo.
El bien superior
por excelencia es LA VIDA.
Cualquier modelo
que ponga la vida al servicio del enriquecimiento de unos pocos, es un modelo
inviable.
Cualquier proyecto
que contamine nuestros territorios, que amenace la salud de la población a
cambio de miserables “compensaciones” y unos cuantos “puestos de trabajo” los
debemos rechazar porque primero que todo está la salud, la vida y la
sobrevivencia de la comunidad.
La solución a esta
crisis no son reformas más, reformas menos, sino la transformación estructural
y profunda de la sociedad.
En este Encuentro
queremos avanzar en ir definiendo esa sociedad que queremos, el Chile que
queremos. Una sociedad que promueva el valor colectivo por sobre el
individualismo… la solidaridad por sobre el egoísmo… la democracia por sobre el
autoritarismo… la participación en las grandes decisiones y no sólo la
representación.
Hemos aprendido que
la base para transformar la sociedad y crear un nuevo modelo de desarrollo
radica en la movilización y en la construcción de poder para ser escuchados y
respetados por el Estado y sus instituciones.
La comunidad
valiente, inteligente y organizada, vive procesos de crecimiento y maduración a
través de Asambleas que permiten la más amplia discusión, que recogen el aporte
de todas y de todos actuando como una sola fuerza.
La Asamblea es
UNIDAD, y este es un momento de unidad, de fortalecer el movimiento social, de
hacernos más fuertes en el control y empoderamiento sobre nuestros territorios.
Es un momento que requiere de gran generosidad donde debe prevalecer lo que nos
une y no lo que nos separa.
El análisis
sencillo no por ello deja de ser profundo y certero. La Asamblea se nutre de la
enorme e inagotable inteligencia que entregamos como vecinas y vecinos.
La inteligencia colectiva está por sobre la más
brillante de las mentes individuales.
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