El reconocido
trovador Vicente Feliú dice no sentirse poeta, pero si ha de morir, será con
ellos.
Fotografia: Ivan Soca |
Por Camilo Villa Juica
El triunfo de la Revolución Cubana
trajo consigo diversas manifestaciones culturales, dentro de las cuales la
música tuvo –y tiene- un rol elemental.
Mientras el pueblo levantaba
fusiles para defender a la “Cuba socialista” de los constantes ataques provenientes
del norte, un grupo de jóvenes, además de blandir sus armas, empuñaba sus
guitarras y disparaba poesías.
Pese a la incomprensión de
muchos de sus compañeros de lucha, siguieron adelante al compás de tiros y
melodías, enfrentando los prejuicios que los tildaban de locos.
Uno de ellos era Vicente Feliú,
que junto a sus también “locos” compañeros Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y
Noel Nicola entre otros, fundaron el Movimiento de La Nueva Trova, corriente
musical a base de guitarra, voz, poesía y crítica social.
Vicente, quien por tradición
familiar siempre estuvo ligado a la música, ha sabido conjugar su carrera
artística con su compromiso político: para él son cosas inseparables; la una se
alimenta de la otra. De ahí que desde joven participara en la Asociación de Jóvenes
Rebeldes y fuera el encargado de los trabajos voluntarios y el deporte. De ahí
que participara en la guerra por la liberación de Angola. De ahí que lleve el
canto de protesta por la liberación de los Cinco cubanos prisioneros en cárceles
de los Estados Unidos en cada escenario en el que se presenta.
El músico, autor de la popular
canción Créeme, es hoy un referente
obligado para todo aquel que disfrute de la trova y se sienta parte de un
proceso, en el cual Vicente Feliú, ha sido uno de sus mayores exponentes
musicales.
…Viene de una familia de artistas, y bastante numerosa ¿cuántos son los
Feliú?
Uf... ¡Muchos! Una vez Fidel
nos había estado entregando a Santiago y a mí unos diplomas en el Instituto
Superior de Arte. Días después, en un acto por los Cinco Héroes, estaba yo
cantando y también estaba Aurorita. De pronto Fidel escucha “Aurora Feliú” y se
vira para Abel Prieto, quien en ese entonces era Ministro de Cultura, y le
dice: “Abel, ¡Cuántos Feliú son!–Muchos Comandante, ¡muchos!-. (Risas)
¿Qué recuerdos mantiene de aquel niño de once años que vio cómo Fidel y el
Ejército Rebelde entraban victoriosos a La Habana ?
Te hago dos referencias y ambas son del año
1957 si mal no recuerdo: una es José Antonio Echeverría lanzándose con un grupo
de jóvenes de la FEU
en un terreno de pelota con un cartel enorme que decía “Abajo la dictadura”.
Como en ese tiempo las cosas eran en vivo, salió para todo aquel que estuviera
viendo el juego de pelota, que prácticamente, era todo aquel que tuviera
televisor.
La otra experiencia fue el 13
de marzo, cuando justamente matan a José Antonio Echeverría en el Asalto al
Palacio Presidencial y Toma de Radio Reloj. Yo vivía muy cerca del Palacio y
recuerdo a alguien que pasó por la puerta de mi casa disparando muchos tiros.
Al día siguiente en la puerta que va hacia la calle vi una bala de calibre 47
que hasta hoy la conservo.
Vibró con la Revolución …
Totalmente.
Algunos dicen que poeta se nace y otros que se hace ¿Cómo fue su caso?
Creo que la poesía está en todo el mundo y hay
circunstancias y cultura que permiten que aflore. En mi caso, no sé. Me niego
rotundamente a valorarme en ese sentido. En algún momento he dicho que nunca he
sido poeta, pero si me van a colgar como a los poetas, ahí va mi cuello.
¿Por qué trovador?
Trovador
porque la cultura, la patria y la independencia cubana están mezcladas con la
trova en su raíz misma. Fíjate que los trovadores, en las tres guerras de
independencia, todos, absolutamente todos, estuvieron presentes. Es una
categoría nuestra, un elemento
indispensable de identidad. Yo aspiro a ser trovador.
Según el escritor inglés Oscar Wilde “la definición
debería seguir a la obra y esta no adaptarse a la definición”. ¿Cumple con este
parámetro?
A mí no me
gustan mucho las cosas absolutas, porque no siempre puedes definir a una obra o
una obra puede definirte, creo que todo es posible, las dos posibilidades están.
¿Siente que la figura de Silvio Rodríguez de alguna u otra
manera ha opacado al resto de los trovadores de la Isla ?
Silvio es de
los grandes, de los muy grandes, de los que va por ahí y dices: evidentemente
ese es el camino. Creo que él es una luz, y no creo que nos haya opacado, al
contrario, creo que nos ha iluminado. El que se ha sentido opacado, es porque
nunca tuvo ni un poquitico, ni un breve candil para acercarse a Silvio ni a su
canción.
Usted ha formulado fuertes críticas hacia Pablo Milanés
por sus declaraciones sobre la política actual de la Revolución. Sin embargo usted
ha escrito, recientemente que “la mejor solución para Cuba es que quienes
ostentan el poder terminen de comprender que deben cederlo”. ¿No son críticas
similares las formuladas por ambos? ¿En qué difieren?
Yo hace algún
tiempo dije: “No voy a hablar más de Pablo, porque lo que tengo que hablar con
él, ya lo hablaré en persona”, por ende, esta será la última vez que hablaré de
él.
Nunca critiqué
lo que decía, aunque había cosas que habría que criticar, como hablar de las
Damas de Blanco, entre otras. Yo coincido en muchísimas cosas con Pablo, lo que
critico es el hecho de ir a Miami a decir las cosas que no ha dicho aquí. No
obstante, Pablo es fundador de la Nueva Trova, fundador de una corriente que
nos costó sangre a todos nosotros, es decir, es la familia, y en la familia nos
podemos caer hasta a tiros, pero es la familia.
Alguna que otra persona por ahí ha querido
hacer leña del árbol caído con Pablo y no lo aguanto; a Pablo yo lo puedo
criticar, y él a mí, pero cuidado, porque hay cosas que no se van a olvidar,
difíciles momentos de todo tipo desde antes de la fundación de la Nueva Trova. Hay una
hermandad, hay sangre de por medio: Angola, muchas cosas. Coincidimos en un
montón de críticas a nuestra Revolución, es mía, y por eso la critico, y
coincido también en que Pablo es parte de mi sangre, y ahí… hasta ahí llego.
Hay muchos
artistas cubanos, reconocidos internacionalmente, que se encuentran censurados
en el país ¿Qué opina?
Me parece una
estupidez total y absoluta. Creo que no hay que prohibir a nadie. Prohibir
esencias de la cubanía me parece contrarrevolucionario.
En septiembre pasado tuvo la oportunidad de viajar a
Estados Unidos, donde realizó varias presentaciones a favor de los Cinco ¿Cómo
fue la recepción en el país que históricamente ha agredido a Cuba?
Fue interesantísima. El primer concierto fue
para gente amiga en el Hall Bolivariano de la embajada de Venezuela. Después,
el concierto más importante –pienso yo- fue en San Francisco, con todas las de
la ley, en un teatro de los años veinte, precioso, y que además, según las
propias compañeras del Comité internacional por los Cinco, el 80 por ciento de
las personas que fueron, no eran conocidas…
Sin embargo, la
prensa no fue muy amable, el sitio digital diariodecuba.com tituló: “El
represor Vicente Feliú en EEUU para cantarle a los cinco espías”. ¿Qué siente
al leer ese tipo de titulares?
Me molesta mucho, porque la mayoría no tienen
valor para decirme eso de frente. Son habladores de mierda profesionales.
Pasando a otro tema, Vicente: ¿cómo ve a los jóvenes
trovadores cubanos?
Yo no estoy
muy convencido de que haya mucha poesía en los cantautores actuales de Cuba.
¿Y a nivel latinoamericano?
Creo que hay
un repuntar extraordinario de la canción trovadoresca.
¿Entonces es un proceso inverso el cubano al del resto de América?
Latinoamérica
está viviendo un proceso muy revolucionario, mientras Cuba está tratando de que
no se destruya su Revolución. Latinoamérica está por hacerla y nosotros estamos
porque no se rompa.
¿A qué teme Vicente Feliú?
No tengo
temor. A lo mejor puede parecer ridículo, pero no tengo temor. Cuando uno nace
sabe que se tiene que morir, muchas veces en mi vida he estado cerquita de la
muerte, en Angola, en Bolivia, en varios lugares, en accidentes terribles que
cuando recuperé el conocimiento había dos personas muertas a mi lado. O sea, la
muerte para mí no es un susto, es parte de la vida, entonces, si no temo a la
muerte ¿A qué podría temer?... A los fantasmas y a la vejez, quizás.
En algún momento ¿ha dejado de “creer”?
Quizás se me
han puesto en crisis determinadas credibilidades, pero no he perdido la fe, la
fe en Martí, o sea, en el mejoramiento humano.
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