miércoles, 27 de marzo de 2013

Lo dice Vicente..."Créanle", por Camilo Villa



El reconocido trovador Vicente Feliú dice no sentirse poeta, pero si ha de morir, será con ellos.

Fotografia: Ivan Soca

Por Camilo Villa Juica

El triunfo de la Revolución Cubana trajo consigo diversas manifestaciones culturales, dentro de las cuales la música tuvo –y tiene- un rol elemental.
Mientras el pueblo levantaba fusiles para defender a la “Cuba socialista” de los constantes ataques provenientes del norte, un grupo de jóvenes, además de blandir sus armas, empuñaba sus guitarras y disparaba poesías.

Pese a la incomprensión de muchos de sus compañeros de lucha, siguieron adelante al compás de tiros y melodías, enfrentando los prejuicios que los tildaban de locos. 

Uno de ellos era Vicente Feliú, que junto a sus también “locos” compañeros Silvio Rodríguez, Pablo Milanés y Noel Nicola entre otros, fundaron el Movimiento de La Nueva Trova, corriente musical a base de guitarra, voz, poesía y crítica social.

Vicente, quien por tradición familiar siempre estuvo ligado a la música, ha sabido conjugar su carrera artística con su compromiso político: para él son cosas inseparables; la una se alimenta de la otra. De ahí que desde joven participara en la Asociación de Jóvenes Rebeldes y fuera el encargado de los trabajos voluntarios y el deporte. De ahí que participara en la guerra por la liberación de Angola. De ahí que lleve el canto de protesta por la liberación de los Cinco cubanos prisioneros en cárceles de los Estados Unidos en cada escenario en el que se presenta.

El músico, autor de la popular canción Créeme, es hoy un referente obligado para todo aquel que disfrute de la trova y se sienta parte de un proceso, en el cual Vicente Feliú, ha sido uno de sus mayores exponentes musicales.

…Viene de una familia de artistas, y bastante numerosa ¿cuántos son los Feliú?

Uf... ¡Muchos! Una vez Fidel nos había estado entregando a Santiago y a mí unos diplomas en el Instituto Superior de Arte. Días después, en un acto por los Cinco Héroes, estaba yo cantando y también estaba Aurorita. De pronto Fidel escucha “Aurora Feliú” y se vira para Abel Prieto, quien en ese entonces era Ministro de Cultura, y le dice: “Abel, ¡Cuántos Feliú son!–Muchos Comandante, ¡muchos!-. (Risas)

¿Qué recuerdos mantiene de aquel niño de once años que vio cómo Fidel y el Ejército Rebelde entraban victoriosos a La Habana?

 Te hago dos referencias y ambas son del año 1957 si mal no recuerdo: una es José Antonio Echeverría lanzándose con un grupo de jóvenes de la FEU en un terreno de pelota con un cartel enorme que decía “Abajo la dictadura”. Como en ese tiempo las cosas eran en vivo, salió para todo aquel que estuviera viendo el juego de pelota, que prácticamente, era todo aquel que tuviera televisor.

La otra experiencia fue el 13 de marzo, cuando justamente matan a José Antonio Echeverría en el Asalto al Palacio Presidencial y Toma de Radio Reloj. Yo vivía muy cerca del Palacio y recuerdo a alguien que pasó por la puerta de mi casa disparando muchos tiros. Al día siguiente en la puerta que va hacia la calle vi una bala de calibre 47 que hasta hoy la conservo.

Vibró con la Revolución

Totalmente.

Algunos dicen que poeta se nace y otros que se hace ¿Cómo fue su caso?

 Creo que la poesía está en todo el mundo y hay circunstancias y cultura que permiten que aflore. En mi caso, no sé. Me niego rotundamente a valorarme en ese sentido. En algún momento he dicho que nunca he sido poeta, pero si me van a colgar como a los poetas, ahí va mi cuello.

¿Por qué trovador?                

Trovador porque la cultura, la patria y la independencia cubana están mezcladas con la trova en su raíz misma. Fíjate que los trovadores, en las tres guerras de independencia, todos, absolutamente todos, estuvieron presentes. Es una categoría  nuestra, un elemento indispensable de identidad. Yo aspiro a ser trovador.

Según el escritor inglés Oscar Wilde “la definición debería seguir a la obra y esta no adaptarse a la definición”. ¿Cumple con este parámetro?

A mí no me gustan mucho las cosas absolutas, porque no siempre puedes definir a una obra o una obra puede definirte, creo que todo es posible, las dos posibilidades están.

¿Siente que la figura de Silvio Rodríguez de alguna u otra manera ha opacado al resto de los trovadores de la Isla?

Silvio es de los grandes, de los muy grandes, de los que va por ahí y dices: evidentemente ese es el camino. Creo que él es una luz, y no creo que nos haya opacado, al contrario, creo que nos ha iluminado. El que se ha sentido opacado, es porque nunca tuvo ni un poquitico, ni un breve candil para acercarse a Silvio ni a su canción.

Usted ha formulado fuertes críticas hacia Pablo Milanés por sus declaraciones sobre la política actual de la Revolución. Sin embargo usted ha escrito, recientemente que “la mejor solución para Cuba es que quienes ostentan el poder terminen de comprender que deben cederlo”. ¿No son críticas similares las formuladas por ambos? ¿En qué difieren?

Yo hace algún tiempo dije: “No voy a hablar más de Pablo, porque lo que tengo que hablar con él, ya lo hablaré en persona”, por ende, esta será la última vez que hablaré de él.

Nunca critiqué lo que decía, aunque había cosas que habría que criticar, como hablar de las Damas de Blanco, entre otras. Yo coincido en muchísimas cosas con Pablo, lo que critico es el hecho de ir a Miami a decir las cosas que no ha dicho aquí. No obstante, Pablo es fundador de la Nueva Trova, fundador de una corriente que nos costó sangre a todos nosotros, es decir, es la familia, y en la familia nos podemos caer hasta a tiros, pero es la familia.

 Alguna que otra persona por ahí ha querido hacer leña del árbol caído con Pablo y no lo aguanto; a Pablo yo lo puedo criticar, y él a mí, pero cuidado, porque hay cosas que no se van a olvidar, difíciles momentos de todo tipo desde antes de la fundación de la Nueva Trova. Hay una hermandad, hay sangre de por medio: Angola, muchas cosas. Coincidimos en un montón de críticas a nuestra Revolución, es mía, y por eso la critico, y coincido también en que Pablo es parte de mi sangre, y ahí… hasta ahí llego.

 Hay muchos artistas cubanos, reconocidos internacionalmente, que se encuentran censurados en el país ¿Qué opina?

Me parece una estupidez total y absoluta. Creo que no hay que prohibir a nadie. Prohibir esencias de la cubanía me parece contrarrevolucionario.

En septiembre pasado tuvo la oportunidad de viajar a Estados Unidos, donde realizó varias presentaciones a favor de los Cinco ¿Cómo fue la recepción en el país que históricamente ha agredido a Cuba?

 Fue interesantísima. El primer concierto fue para gente amiga en el Hall Bolivariano de la embajada de Venezuela. Después, el concierto más importante –pienso yo- fue en San Francisco, con todas las de la ley, en un teatro de los años veinte, precioso, y que además, según las propias compañeras del Comité internacional por los Cinco, el 80 por ciento de las personas que fueron, no eran conocidas…

 Sin embargo, la prensa no fue muy amable, el sitio digital diariodecuba.com tituló: “El represor Vicente Feliú en EEUU para cantarle a los cinco espías”. ¿Qué siente al leer ese tipo de titulares?

 Me molesta mucho, porque la mayoría no tienen valor para decirme eso de frente. Son habladores de mierda profesionales.

Pasando a otro tema, Vicente: ¿cómo ve a los jóvenes trovadores cubanos?

Yo no estoy muy convencido de que haya mucha poesía en los cantautores actuales de Cuba.

¿Y a nivel latinoamericano?

Creo que hay un repuntar extraordinario de la canción trovadoresca.
¿Entonces es un proceso inverso  el cubano al del resto de América?
Latinoamérica está viviendo un proceso muy revolucionario, mientras Cuba está tratando de que no se destruya su Revolución. Latinoamérica está por hacerla y nosotros estamos porque no se rompa.

¿A qué teme Vicente Feliú?

No tengo temor. A lo mejor puede parecer ridículo, pero no tengo temor. Cuando uno nace sabe que se tiene que morir, muchas veces en mi vida he estado cerquita de la muerte, en Angola, en Bolivia, en varios lugares, en accidentes terribles que cuando recuperé el conocimiento había dos personas muertas a mi lado. O sea, la muerte para mí no es un susto, es parte de la vida, entonces, si no temo a la muerte ¿A qué podría temer?... A los fantasmas y a la vejez, quizás.

En algún momento ¿ha dejado de “creer”?

Quizás se me han puesto en crisis determinadas credibilidades, pero no he perdido la fe, la fe en Martí, o sea, en el mejoramiento humano.




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